La implementación de tecnologías avanzadas para la gestión de residuos, como las papeleras inteligentes de Bigbelly utilizadas en San Sebastián de la Gomera, plantea desafíos significativos cuando se aplican en contextos locales únicos. La adopción de estas soluciones ha generado incertidumbres sobre su efectividad real y su pertinencia en entornos urbanos más pequeños, como pueblos y ciudades, que tienen particularidades que influyen en la búsqueda de la sostenibilidad.
Es esencial reconocer que cada localidad presenta singularidades en términos de sostenibilidad, lo cual impide la estandarización de soluciones para adaptarse a todos los lugares. Aspectos como la densidad poblacional, la configuración urbana, el clima y elementos culturales deben ser cuidadosamente considerados al evaluar propuestas como las ofrecidas por la empresa estadounidense Bigbelly. Esta compañía, de manera general y sin un análisis previo que considere las especificidades de cada ubicación, promete reducciones sustanciales en la recolección de basura, costos, emisiones y optimización del proceso mediante un sistema de monitoreo por medio de sus papeleras inteligentes. [1]
En el caso específico de San Sebastián de la Gomera, la instalación de once de estas papeleras inteligentes en 2021 revela desafíos particulares. [5] La proximidad de estas papeleras a las tradicionales y su ubicación en un pueblo con pocas calles plantea interrogantes sobre la auténtica optimización de rutas de recolección y la reducción de emisiones de CO2. [2] Además, la fabricación de las papeleras BigBelly HC5 con componentes electrónicos que contienen “tierras raras” suscita interrogantes sobre su sostenibilidad ambiental, dada su mayor demanda de recursos minerales, metales e hídricos en comparación con las papeleras tradicionales. [3]
Es esencial destacar que estas papeleras no contribuyen de manera significativa al reciclaje en San Sebastián, ya que no permiten la separación de residuos, lo que limita su impacto medioambiental. Una de las características de estas papeleras es su capacidad para compactar, mediante energía solar, los residuos depositados en ellas. Sin embargo, esto supone un gran inconveniente si se desean destinar a la recogida selectiva de envases para su reciclaje, ya que dificulta la recuperación de estos al compactarlos junto con posibles impropios entremezclados. [3]
Es crucial considerar que este aspecto adquiere una relevancia particular en los compromisos de la Unión Europea para alcanzar los objetivos de una economía baja en residuos y circular. Según estos compromisos, para el año 2025, se espera que el reciclado de los residuos municipales alcance al menos un 55%. [4]
Desde el aparentemente positivo dato del ayuntamiento con la reducción del 93% en la frecuencia de recolección de las papeleras inteligentes entre 2021 y 2023 se revelan aspectos menos favorables. [6] Es esencial considerar que las papeleras Bigbelly HC5 operan bajo un modelo de leasing, con un coste anual por unidad de aproximadamente 1000 euros (Datos de las mismas papeleras en Madrid). [7] Esto se traduce en un coste total de alrededor de 11,000 euros anuales para las 11 papeleras. Estos recursos podrían ser destinados localmente para contratar más personal de limpieza en lugar de invertir en este producto de la empresa estadounidense BigBelly.
Es importante destacar que al estar ubicadas cerca de las papeleras clásicas, la recolección de las papeleras inteligentes no requiere trayectos largos o complejos. Los operarios ya deben desplazarse hasta el lugar para vaciar las papeleras clásicas cercanas, por lo que agregar la recolección de estas apenas afecta el tiempo empleado en este proceso. Por lo tanto, en este contexto, hablar de un gran ahorro de tiempo carece de sentido.

Este enfoque tecnológico también ha sido objeto de críticas en ciudades españolas como Mérida y Málaga, donde no ha logrado solucionar la falta de limpieza y se considera un despilfarro. [8] [9] Adicionalmente, Es esencial destacar que la instalación de estas papeleras inteligentes careció de un estudio exhaustivo previo, lo que relega su papel a casi anecdótico, a pesar del énfasis mediático y tecnológico con el que fueron presentadas. De este modo, estas papeleras no brindan una respuesta efectiva a los desafíos reales que enfrenta la recogida de basura en San Sebastián.
Bajo la apariencia de progreso y modernización, se observa una gestión de residuos que necesita mejoras, ya que actualmente no se está adoptando un sistema genuino de depósito, devolución y retorno (SDDR). Este enfoque nos aleja de una gestión sostenible de los residuos y podría conducir a una degradación ambiental progresiva. Es esencial replantear la estrategia y enfocar esfuerzos hacia soluciones más efectivas y respetuosas con el medio ambiente. Esto implica abandonar las simples apariencias de innovación en favor de medidas concretas respaldadas por un estudio riguroso.
Fuentes:
[4] Objetivos de reciclaje de la EU.
[5] 11 nuevas papeleras en San Sebastían de la Gomera
[6] San Sebastián reduce un 93% las recogidas
Muchas gracias por el artículo.
Un claro ejemplo de greenwashing:
La ecoimpostura, ecopostureo,1 ecoblanqueo2 o lavado de imagen verde (en inglés greenwashing) es una forma de propaganda en la que se realiza marketing verde de manera engañosa para promover la percepción de que los productos, objetivos o políticas de una organización son respetuosos con el medio ambiente con el fin de aumentar sus beneficios. La Fundéu también nombra las alternativas impostura verde e impostura ecológica.
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Muchas empresas utilizan la ecoimpostura como una forma de reparar la percepción pública de su marca. La divulgación de información por parte de las empresas se realiza de manera sesgada con el fin de maximizar su percepción de legitimidad. Sin embargo, hay un número creciente de auditorías sociales y medioambientales que toman posturas y señalan los engaños en la ausencia de supervisión y verificación pública externa. https://es.wikipedia.org/wiki/Ecoimpostura