Arando y moliendo

Aerogeneradores y el hotel de El Clavo (en San Sebastián de La Gomera)

En las últimas décadas la isla de La Gomera ha experimentado una transformación tan grande que resulta fácil señalar los contrastes entre el año 1982[1] y la actualidad. No obstante, en estas cuatro décadas, podemos apreciar a la luz de la ciencia histórica que este periodo histórico con respecto al pasado no excluye una continuidad de fondo. Esa continuidad de fondo es el caciquismo y su protagonista el cacique.

Pero vayamos un poco más atrás en el tiempo en la explicación. En un esfuerzo de síntesis de la idea aún a riesgo de que quede incompleta:

La Gomera. Historia de una plantación

La degradación a la que fue sometida la isla desde hace siglos por los colonizadores europeos y castellanos todavía deja sentir sus efectos dentro de la población gomera. La imposición de una cultura diferente y de otras religiones, la paralización del normal desarrollo de nuestra cultura y la explotación de nuestras riquezas naturales, incluyendo la explotación física de sus hombres y mujeres como esclavos, arrancados de su hábitat, maltratados, sometidos a vejaciones y humillaciones causó profundo y hondo aplastamiento moral y espiritual.

Posteriormente, una larga fase comienza con el inicio del gobierno de Guillén Peraza en 1505 hasta 1837 con la extinción definitiva del señorío[2]. Una naciente oligarquía se reparte la isla y a una diezmada población que protagoniza un antagonismo antiseñorial tímidamente exteriorizado en denuncias y protestas que optan por la vía judicial para oponerse a las gravosas obligaciones, las irregularidades de los señores y los continuos abusos de los miembros de diferentes familias que pugnan por el control efectivo del poder en la isla.

Año 1690

A falta de estudios más precisos de la periodización y la tipología de los conflictos sociales dentro de la sociedad gomera podemos categorizar a los mismos como litigios vecinales y estallidos violentos contra una oligarquía insular y canaria amparada en la legislación señorial[3]. Conflictos en forma de quejas, denuncias de atropellos y abusos que no encuentran resolución favorable en la desigualdad procesal de los órganos de poder y decisión coloniales, entiéndase la Real Audiencia de Gran Canaria.

Año 2022

Así se expresaba el titular del Juzgado de lo Penal número 5 de Granada e instructor del conocido como “caso Malaya”:

“nos olvidamos de otras formas de corrupción de las que no se habla o no se persiguen: los concursos y las adjudicaciones de obras, la malversación de caudales, los concursos de personal, la utilización de medios públicos para fines privados y los gastos excesivos en la administración, como se ha puesto de manifiesto últimamente”.[4]

En estas últimas cuatro décadas, ¿cuántas situaciones apuntadas por este Juez se han dado en la isla de La Gomera?

Dos momentos históricos de naturaleza diferente y una continuidad entre ambos periodos. Los pobres contra los poderosos. Los poderosos en el pasado recibían rentas, percibían tributos y administraban justicia. Una justicia señorial que devino en caciquil y sabemos que no hay nada más caciquil que la impunidad. Contemplando estas décadas con la sapiencia que da conocer lo ocurrido después, podemos afirmar que el nuevo periodo democrático que comenzaba ocultaba los elementos de un nuevo avance del caciquismo.

El espíritu del conde seguía vivo

Impartir justicia es mucho más que dictar sentencia. Ante la sensación de impunidad que se respira en la capital gomera no queda otro camino que romper en mil pedazos los fortísimos intereses creados en estos últimos cuarenta años. Una vez abiertas de par en par las puertas de esa fuente de poder todo el carcomido y podrido edificio caciquil se desparramará como una escoba de dátil cortada con una tazaña.

Injusticias las podemos padecer todos, pero desde el punto de vista de la ética del pueblo y de la justicia social objetivamente no son comparables. No es la misma injustica la que sufre un joven que trabaja en los precarios y dependientes planes de empleo o en las semifeudales condiciones laborales de una empleada del sector turístico que los pretendidos agravios que argumenta FEPECO y su representante en la provincia de Tenerife.

Un conjunto específico de condiciones históricas son las que han permitido el estado actual de la sociedad gomera. La corrupción ideológica surgida de ese contexto histórico es la que permite que cargos públicos enquistados en la administración implementen políticas al servicio de una clase dominante parasitaria de lo público[5]. Y en esta clase política destaca y resalta Casimiro Curbelo[6], pero no como el artífice del caciquismo gomero sino como el representante contemporáneo del fenómeno. Un dirigente acompañado de otros tantos que se comportan como hombres de negocios con una práctica casi sin disimulo de utilizar el cargo público como un oficio llegando a convertirlo en una permanente forma de vida. En cuestión de una legislatura se convierten en grandes tenedores de apartamentos, propiedades y hasta de edificios enteros. Una vocación de servicio público muy beneficiosa a gran escala que se traduce en el despilfarro de ingentes recursos públicos y de la herencia de todo un pueblo en su lucha por la democracia.

Titular de un medio digital insular, Gomeraverde.[7]

Así se planifica la destrucción de un territorio. A cada hora y a cada minuto que pasa se van profundizando los problemas que nos han creado y agravando nuestros males sociales. Una corrupción estrechamente relacionada con los fundamentos del modo capitalista de producción en su fase neoliberal.

    Nos vale para el contexto insular las declaraciones de Naredo:

“Los políticos que nos han gobernado y gobiernan son tributarios de las grandes constructoras que se han inflado a hacer cosas sin sentido y sin dimensión”[8]

Beneficios mutuos se han ido tejiendo durante cuarenta años hasta conformar un auténtico régimen insular dentro de la estructura colonial de Canarias. Y en un nuevo contexto con un tope electoral en el funcionamiento político que ampara el Estatuto de Canarias lleva al caciquismo gomero a buscar alianzas electorales con el caciquismo herreño y con banderías caciquiles del sur de Tenerife[9].

Los problemas de La Gomera son también un problema de Canarias.

Lo que no debemos permitir es que los problemas de supervivencia del cacique gomero se conviertan en un problema para todos los canarios. La estrategia de ASG y la Agrupación herreña pasa por dividir y enfrentar al pueblo canario en una profundización y un pulso al mal nacido pleito insular presentándose ante el electorado de las islas menores como afectados ciudadanos de segunda en los servicios, en las grandes infraestructuras y en el acceso y disfrute de los derechos consolidados en las dos islas mayores del archipiélago. La culpa es de los demás. La estrategia podría entenderse si fuera honesta, pero es que resulta que quien la impulsa lleva cuarenta años dilapidando cientos de millones de euros que han entrado a la isla y que de haber sido honradamente planificados nos habrían puesto en una situación ventajosa con respecto a las masificadas islas capitalinas. En cambio, ¿qué es lo que tenemos? Una juventud sin futuro, un sector primario arruinado, una población envejecida, millonarias infraestructuras en desuso, un feo centro sociosanitario y un “Cristo iluminado” de más de tres millones de euros.

En este sentido, la lucha contra el caciquismo gomero se presenta como pieza clave dentro de un nuevo equilibrio de poder en el archipiélago canario. Frente a esa pugna oligárquica, el pueblo gomero debe luchar por una integración y una cohesión territorial y social con todo el pueblo canario y no ser rehén en la complicidad de intereses de las oligarquías de las dos islas más pobladas y de las banderías caciquiles insulares. ¿Qué hay en el fondo de todo esto? ¿Qué intereses se mueven? Una campaña divisionista, a dividir al pueblo mientras la clase dominante se aglutina sobre unos determinados intereses.

El binomio turismo-construcción y el ecopostureo. San Sebastián de La Gomera

Aerogeneradores de la empresa Ecoener

Llegados a este punto hay que tomar partido. En cuanto al caciquismo ya no vale solamente estar decidido a criticarlo, es necesario atacarlo en sus bases de sustentación. Las palabras si no coinciden con los hechos no son importantes.

Y en este sentido, el pueblo de La Gomera no carece de precedentes históricos, somos conscientes de las fuerzas históricas presentes que intervienen en el momento actual. Evocamos del pasado un deseo albergado durante largo tiempo de auténtica democracia y de justicia social. Aspiraciones largamente frustradas que están dominadas, fundamentalmente, por dos eventos históricos: la rebelión de los gomeros y las conquistas sociales del periodo de la II República española. Para nosotros ambos eventos están entretejidos en una imagen de la historia gomera como un proceso revolucionario frustrado: la lucha contra la esclavitud y la tiranía colonial y la defensa democrática contra la tiranía caciquil. Nos sentimos de todos los tiempos y encontramos en Guillermo Ascanio una guía para la acción y una fuente de legitimidad. Él es nuestra fuente de inspiración y nuestra motivación.

Estas son nuestras raíces. ¿Y cuál es nuestra tarea? Hacer retornar al pueblo gomero la concepción de su propia fuerza luchando duramente contra el escepticismo reinante y contra las tendencias políticas que buscan hacerle el juego a este modelo político para obtener un cargo, “un puestito”, una determinada posición, una subvención o una pista de acceso a un cuarto de apero. Con la fuerza del ejemplo y con la convicción de que el remedio está en la voluntad, mezclándonos con los problemas de nuestro pueblo en sus mismas condiciones.

Mientras continuamos apegados a nuestras tradiciones y valores reconocemos la necesidad del cambio político lanzando la consigna, mil veces repetida, abajo el caciquismo. Una gigantesca tarea, heroica y silenciosa de unir a todos los gomeros dignos en la lucha por la democracia y contra el clientelismo. 

Un compromiso de lucha y no de lamento ante la bochornosa situación política que padece el pueblo gomero. Una tarea en la que estamos comprometidos hasta las últimas consecuencias y que pensamos llevarla a cabo cabalmente. No nos vamos a limitar a redactar escritos y manifiestos en solitarios cuartos y despachos, sino que vamos a mezclarnos con los problemas de nuestra gente.

No hemos renunciado a los principios y valores que impulsaron a este pueblo en los momentos de lucha contra el caciquismo que movilizó tantas esperanzas en décadas anteriores y que hoy servirán nuevamente de bandera a los jóvenes gomeros que sufren con el robo de su futuro.

Y les dejamos una reflexión al pueblo gomero: Guillermo Ascanio será más grande cuanta más injusticia, cuanta más corrupción, cuanto más desempleo, cuanta más pobreza y cuanto más atraso impere en esta isla no colombina.

Mientras luchamos, seguiremos arando y moliendo.

Como nuestros antepasados.


[1] Cuarenta años han pasado desde el día en que Juan de Dios Navarro Pardo paseando por la Avenida de los descubridores le ofreciera la candidatura a la Alcaldía de San Sebastián de La Gomera a un joven gomero con un incierto horizonte profesional a la vista. El veneno circulando por las venas. La oligarquía gomera se reajustaba al nuevo periodo democrático que se abría en el horizonte convirtiendo al joven e inexperto de la avenida en un representante de determinados sectores del complejo de la construcción y del turismo. Poco tardó el aspirante a cacique en destacar como exponente del pensamiento más reaccionario, en un creyente de una filosofía económica de la mitad del siglo pasado, con unas pocas ideas fijas y carente de ética. Un político que acude a la mentira con la frecuencia y la concepción de que cualquier mentira si es útil es buena.

[2] G. DÍAZ PADILLA; J.M. RODRÍGUEZ YANES: El señorío en las Canarias Occidentales. La Gomera y el Hierro hasta 1700, Santa Cruz de Tenerife, 1990., pp. 47-73. Recomendamos su lectura para una mejor comprensión de la inspiración de una oligarquía con hondas disensiones familiares por el reparto territorial y las atribuciones señoriales entre sus pretendientes.

[3] J.M. RODRÍGUEZ YANES: EL MOTIN GOMERO DE 1690, Tebeto VI.

[4] La opinión de Málaga, 13 de noviembre de 2018.

[5] En ese afán por despolitizar las conciencias y las ideas la clase dominante reclama gestores frente a las cuotas de los partidos políticos. Como si los gestores profesionales del sistema estuvieran castrados de ideología y de pensamiento político. Un caso llamativo es el de Conrado Domínguez, el que fuera hasta hace pocas semanas director del Servicio Canario de la Salud, que era avalado por diferentes formaciones políticas como un prestigioso gestor al margen de afiliaciones políticas. Los gestores al servicio del nepotismo y el clientelismo. Demasiados ejemplos nos han permitido descubrir los demagógicos pronunciamientos acerca de la pretendida política social del denominado pacto de las flores.

[6]Tristemente célebre dando involuntariamente su nombre al caciquismo gomero. Afortunadamente, La Gomera sobresale y destaca actualmente con unas cualidades y unas virtudes muy superiores a los de su clase política. La época de los chistes hirientes, despectivos y humillantes sobre los gomeros pasaron a la Historia. Ahora todos los chistes y memes los concentra una sola persona.

[7] https://gomeraverde.es/art/66849/fepeco-la-gomera-apuesta-por-la-eficiencia-de-sus-infraestructuras-y-espacios-publicos

[8] NAREDO, José Manuel: “España se caracteriza más que por su neoliberalismo por su neocaciquismo”, La Marea, 18-11-2013.

[9]http://www.gacetadelmeridiano.com/index.php/la-isla/106-politica/9129-agrupacion-socialista-gomera-y-asamblea-herrena-se-unen-en-defensa-de-las-islas-no-capitalinas En nada quedó la Agrupación Socialista por Tenerife de las pasadas elecciones. El único fin era restarle fuerza política al PSOE tinerfeño y de paso alquilar un local en Taco cuya gestión y responsabilidad económica todavía se pasan de mano en mano los peones de la jugada curbeliana. El descrédito de la democracia en esta isla con sus fraudulentas prácticas electorales.

Reconocemos que los sistemas electorales traducen los votos en escaños, aunque son aquellos elementos que lo posibilitan -el sufragio, la circunscripción y el modo de escrutinio- los únicos capaces de legitimar democráticamente la organización política del territorio sobre los que se aplican. 

Autor

  • Rayco Rodríguez Trujillo

    Historiador por la Universidad de La Laguna (ULL). Está vinculado desde su época de estudiante al Grupo de Investigación sobre el Subdesarrollo y el Atraso Social (GISAS) y es miembro del Centro de Estudios e Investigaciones Oroja (CEIO). Su trayectoria profesional ha estado vinculada con la docencia, la archivística y la investigación histórica desde el planteamiento del materialismo histórico.